En algún momento los edulcorantes artificiales irrumpieron en el mundo de los productos de dieta como la panacea misma, como esa solución sin calorías a cualquier problema que el azúcar no pudiera solucionar. Pero, poco a poco, fueron puestos bajo la lupa y las investigaciones sobre ellos no tardaron en llegar. Una de las más recientes es bastante lapidaria, por cierto.
Un trabajo realizado en la Universidad norteamericana de Purdue y que fuera publicado por la revista Trends in Endocrinology and Metabolism asegura que no sólo los edulcorantes artificiales no son un buen sustituto del azúcar blanco refinado, sino que hasta incluso podrían llegar a ser tan perjudiciales como la materia prima base de la dulzura.
Al parecer, todo viene de la mano de una relación que se da en el cerebro: estos productos que reciben su dosis -bastante exagerada, hay que decirlo- de edulcorantes, no encuentran una respuesta satisfactoria en el sistema nervioso central. Simple: no satisfacen el deseo de comer algo dulce.
Por otra parte, el tema se va agravando, ya que por más de que no tengan azúcar, no dejan de ser asociados como precursores del sobrepeso, la obesidad, la diabetes de tipo 2 y el síndrome metabólico, así como también las enfermedades cardiovasculares.
"Estos estudios sugieren que animar a la gente a beber refrescos de dieta podría ser contraproducente como un mensaje de salud pública. Así que el actual mensaje de salud pública de limitar la ingesta de azúcares tiene que ser ampliado a reducir el consumo de todos los edulcorantes y no sólo los azúcares", señaló Susan Swithers, protagonista principal de la investigación.
Si bien pensar en dejar de consumir cosas dulces parece algo cuasi imposible, siempre existen opciones mucho más saludables que los edulcorantes artificiales y el azúcar. Está la stevia, que es natural y sin calorías. Tienes la miel, la melaza, el sirope de arce, el azúcar mascabado integral y muchas otras alternativas más. Está en tu persona el hecho de dar el paso adelante y abandonar estos malos hábitos.
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