Como es habitual, si estás embarazada, y deseas realizar ejercicio, debes consultar con tu médico para que te autorice.
Las mujeres embarazadas que realizan ejercicio físico, comparten con el feto el riego sanguíneo, la capacidad de oxígeno, la disponibilidad de glucosa y la disipación de calor. Por eso se sienten más fatigadas que antes cuando realizan actividad física.
El American College of Sports Medicine dice que no existen datos sobre efectos negativos potenciales que demuestren que las embarazadas deben reducir la intensidad del ejercicio respecto a la frecuencia cardíaca.
De todos modos el American College of Obstetricians and Gynecologists ha establecido algunas directrices para la prescripción del ejercicio:
- Las mujeres embarazadas deben evitar hacer ejercicio en posición supina (tendida de espalda) después del tercer trimestre. Esta posición se asocia con una disminución del gasto cardíaco, que es la cantidad de sangre que propulsa el corazón en un minuto, y podría disminuir la cantidad de sangre en el útero.
- Como se modifica la cantidad de oxígeno disponible para hacer ejercicio aeróbico, deben disminuir la intensidad del ejercicio, e interrumpirlo cuando se sientan fatigadas, evitando quedar exhaustas.
- Los ejercicios con el propio peso del cuerpo pueden continuarse durante la gestación con intensidades similares a cuando no se estaba embarazada.
- Durante el embarazo se necesitan 300 kilocalorías diarias adicionales para mantener el equilibrio metabólico.
- Muchos cambios fisiológicos y morfológicos del embarazo persisten 4 o 6 semanas después del parto. Por tanto la reanudación del nivel de actividad física que se tenía antes del parto, debe ser gradual.
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