Beneficios de los robellones, ricos y nutritivos

También conocidos como níscalos

Los robellones o níscalos son un tipo de hongos lactarios, que tienen geniales propiedades (como toda seta) y que además se pueden usar en la cocina sin ningún tipo de problema, pero siguiendo algunas indicaciones. ¡No te lo pierdas!

¿Conoces las setas llamadas robellones o níscalos? En realidad, su nombre científico es el Lactarius Deliciosus, pero a este hongo cabezón y con mucha carne se lo suele conocer mucho más con los nombres anteriormente expuestos. ¿Te gustaría conocerlos en profundidad? Pues entonces no te pierdas de esta nota.

Sus cualidades nutricionales y sus propiedades

Muy habituales de zonas boscosas, en España y muchas partes de América se disfruta de los robellones. Son un hongo que necesita de una planta a su alrededor que le de la sombra necesaria para crecer. Es por esto que suelen tener cierto parecido con los maravillosos hongos de pino.

Los robellones son, como toda seta, muy reducidos en calorías y muy benéficos en varios otros sentidos. Son carnosos y saciantes, ayudan a estimular el tránsito intestinal, tienen beneficios desinflamantes, siendo incluso buenos para el sistema inmune, como sus familiares los shiitakes.

Su apartado nutricional también es fabuloso, contando con una buena cantidad de potasio, magnesio, hierro, fibra y otros elementos que hacen de estas setas una auténtica maravilla.

Cómo usarlos

Como toda seta, se pueden consumir tanto frescos como secos. Cuando el robellón está fresco, se usa como un portobello, un shiitake o cualquier champiñón.

Pero también es muy común que los lactarios o robellones ya vengan secos. Pero tienen un problema: a diferencia de otras setas como las de pino o los shiitake, tienen un tiempo de remojo mucho más prolongado. Yo recomiendo dejarlos en agua durante no menos de 12 horas, cambiándola de tanto en tanto.

Una vez pasado ese tiempo, escurre y lava muy muy bien los hongos, pues suele quedarles un regusto muy amargo, que no quedará para nada bien en tus platos. Luego, sí, puedes remojarlos en un rico té, un vino tinto o un caldo.

Cuando ya tienen su cuerpo, se usan como cualquier seta. En un sofrito, un paté, una salsa, un guisado, arriba de un arroz o un plato de pasta o lo que más te guste. Tienen una textura bien carnosa, que puede sentarle muy bien a los vegetarianos como sustituto de cualquier corte cárnico.

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Periodista. Bebedor empedernido de té verde y convencido de los remedios caseros.

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