El proceso que permite a las células cancerosas sobrevivir en nuestro organismo a pesar de las medidas de defensa que éste presenta es una de las claves que traen el jaque a científicos de todo el mundo desde los primeros años de la guerra contra el cáncer.
En esta guerra, los logros vienen de todas partes del mundo y algunos de ellos se han producido desde nuestro país, pero es Argentina, en esta ocasión, la que presenta a través de algunos de sus científicos un avance importantísimo.
Se trata de un gen relacionado con la fabricación de vasos sanguíneos que permiten a las células cancerosas –o dicho de otro modo, al tumor maligno- sobrevivir y desarrollarse en el organismo infectado. La identificación de este gen –al que los analistas argentinos han dado en llamar RSUME- ha hecho posible determinar qué papel juega en el proceso que desemboca en la metástasis y, por lo tanto, en una potencial muerte del paciente.
El descubrimiento hecho público recientemente por el equipo de trabajo de Eduardo Arzt, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet, ha sido el colofón de un estudio que, desde hacía años, realizaba este equipo sobre los tumores de la hipófisis, glándula situada en la base del cráneo y que finalmente ha permitido una mejor observación del proceso de desarrollo tumoral.
El gen actúa como modificador celular, cambiando la propia configuración de aquellas células que encuentra a su paso y acomodándolas para el uso del propio cáncer. Dicho de otro modo, este gen "recluta" células enemigas para que engrosen el "ejército" del agresor, en este caso el cáncer.
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