Cómo se cocinan los garbanzos verdes

Seguramente los garbanzos forman parte de tu dieta habitual de una forma u otra. Puedes tomarlo en forma de comidas árabes deliciosas como el hummus o el falafel, pero también en potajes, guiso, hamburguesas y hasta en formato de harina, que va muy bien para hacer tortilla. Pero, ¿alguna vez los comiste verdes?

Pues sí. Los garbanzos también se pueden comer frescos y en su forma más verdosa. ¿Sabes cómo cocinarlos y probarlos de esta forma? No tienes más que seguir leyendo la nota y lo descubrirás.

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Cómo cocinar garbanzos

• Hervidos o al vapor. Esta es la forma más tradicional, como cualquier otro garbanzo. Simplemente se les retira la cáscara que los rodea y se hierven en agua con sal. O se cuecen al vapor. Una vez estén tiernos, ya estarán listos para comer así, saltear, preparar una sopa o añadir a un guisado. Suelen tardar unos 4, 5 minutos.
• Pelados y tostados. Quítales la cáscara que los recubre y tuéstalos o dóralos en una sartén. Condímentalos a gusto y cómelos así crujientes como están, que quedan deliciosos.
• Enteros y tostados. Puedes ponerlos al horno con un chorrito de aceite de oliva y sal, con su piel y todo. Llévalos a fuego fuerte hasta que queden completamente dorados y perfectos.

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Algunas recetas fáciles con garbanzos verdes

• Hummus de garbanzos verdes. Toma los garbanzos ya cocidos y tiernos, colocándolos en el vaso de la batidora. Añade aceite de oliva, zumo de limón, un toque de tahine (pasta de sésamo, si es que tienes a mano) y luego añade un diente de ajo. Condimenta con sal y pimienta, triturando hasta obtener una pasta suave y cremosa.
• Ensalada de garbanzos verdes. Puedes hacerla con los garbanzos pelados y tostados/dorados o con los cocidos al vapor. Deben estar fríos, y los mezclarás con menta fresca recién picada, un poco de cebolla morada, un toque de pimiento rojo en cubos y un aderezo con aceite de oliva y un toque crema agria.
• Salteados con mantequilla. Hierve los garbanzos frescos un toque y colócalos directamente sobre la sartén con mantequilla y un diente de ajo bien picado. Complementa con hierbas frescas como tomillo, perejil o salvia picadas. Un toque de sal, otro de pimienta y tienes una guarnición perfecta en cuestión de minutos.