El sector del turismo rural, en alza estos últimos años auspiciado por la tendencia al desarrollo sostenible, tiene un problema endémico que puede estar próximo a ser vencido, gracias a la inteligencia emocional: la estacionalidad.
Y es que el turismo rural va tradicionalmente asociado a periodos festivos, logrando mayor ocupación cuanto mayor es la duración de dichos periodos. Así, el verano, la Semana Santa y el Fin de Año son las fechas estrella para los propietarios de casas rurales. En menor medida, los fines de semana también presentan cierto grado de ocupación pero ¿y los días laborables?. Los empresarios del ramo se muestran indefensos ante la falta de ocupación de sus instalaciones en periodos de actividad laboral. La solución puede venir dada por conformar una oferta alternativa que no vaya atada al ocio o el descanso.
Captar al turismo empresarial es una posible solución, qué duda cabe. La oferta de alojamiento rural para albergar jornadas de convivencia es una de las ideas que podrían dar con la solución perfecta para las casas rurales. Las técnicas y actividades dirigidas a fomentar el trabajo en equipo son utilizadas cada día por más empresas, y el rural constituye un entorno perfecto para llevar a cabo dichas experiencias con mayor éxito.
Pero esta nueva estrategia requiere, como casi todas, llevar a cabo una transformación y, en consecuencia, inversión: llega la hora de habilitar espacios en los que se pueda celebrar reuniones, contratar los servicios de una empresa que organice actividades lúdicas complementarias, servicios de catering, etc.
En resumen, la inteligencia emocional podría desarrollar un nuevo mercado para las empresas del turismo rural. En algunos casos ya se ha hecho y el resultado parece ser excelente: el nivel de ocupación aumenta durante épocas que, antaño, resultaban dramáticas desde el punto de vista comercial.
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