Desde hace algún tiempo el término inteligencia emocional se ha convertido en algo cotidiano en nuestras vidas, sin embargo solemos achacarlo a aspectos insondables de la personalidad humana pero nada más lejos de la realidad, incluso en nuestra vida en pareja no deja de ser un elemento fundamental.
El concepto de inteligencia emocional lleva implícita cierta contradicción aparente al mezclar un término racional (inteligencia) con otro más psicológico e introspectivo o incluso más visceral e inherente a la condición del ser humano (las emociones). Aún así, numerosos estudios parecen demostrar que ambos términos no sólo son complementarios sino que además proporcionan claves inestimables de autocontrol y de autorrealización en el ser humano con un poder mucho mayor del que jamás hubieran soñado los creadores o padres de la criatura.
Tal es así, que actualmente existen una gran variedad de estudiosos que coinciden en señalar que la verdadera medida de la inteligencia no es el coeficiente intelectual tan utilizado en las escuelas para medir la inteligencia de los individuos, sino las emociones, llegando a depender de éstas en un 80 por ciento.
La inteligencia o coeficiente intelectual no permite medir la totalidad de las capacidades relacionadas con otros múltiples aspectos de nuestra vida cotidiana y ahí es donde entran a jugar su baza, las emociones.
En la sociedad actual, las tensiones cotidianas, la mega-competencia en el terreno individual, laboral y social, las presiones profesionales, la exigencia de un constante perfeccionamiento personal e incluso la permanente búsqueda de la felicidad con los que nos rodean (pareja, amigos, compañeros, vecinos) provocan situaciones que pueden alterar el estado emocional de las personas consideradas "normales", llegando incluso a caer en situaciones límite, obviamente no deseadas, en las que el individuo es incapaz de controlar sus emociones, porque exceden de su inteligencia práctica y racional.
Llegados a este punto, se puede caer incluso en el desequilibrio emocional, situación que no sólo afecta la vida más íntima de la persona, sino que además tiende a modificar las funciones más vitales y las propias derivadas de la sociabilidad con el entorno. Por todo ello, una de las claves de la inteligencia emocional es saber utilizar la razón y la emoción de una forma inteligente en nuestro beneficio, de modo que nos ayuden a controlar la conducta y a dirigir nuestros pensamientos hacia situaciones más positivas.
1 Comentario en "Inteligencia emocional en la pareja"
necesito ayuda urgente tengo problemas serios de pareja por favor darme consejos