Toda la parte posterior de tu cuerpo conforma un sistema relacionado que algunos anatomistas han llamado cadena muscular posterior o de extensión.
Esta cadena es la responsable de las curvaturas de la columna vertebral. Por ejemplo, un acortamiento de los músculos posteriores de la columna cervical produce un hundimiento en la zona del cuello y por compensación se aumenta la curvatura de la espalda dorsal o ‘joroba’ como se la llama comúnmente.
Una espalda sin rigideces ni acortamientos permite que la sangre fluya libremente y los movimientos sean espontáneos y precisos.
Esa fluidez le da equilibrio y solidez al cuerpo, permitiendo que se exprese en toda su plenitud y potencia natural.
¿Cómo empezar?
Sin el cuidado y supervisión de un especialista es muy difícil por si mismo reeducar al cuerpo si no se tiene una experiencia corporal importante con años de estudio y práctica.
Sin embargo puedes empezar a conocer algunas claves sencillas para tomar conciencia de la postura correcta y poco a poco incorporar nuevas sensaciones que te permitan reemplazarlas por las antiguas.
Debido a la tensión, generalmente la cabeza se echa hacia atrás y se baja, generando una retracción de la misma con un aumento de las curvaturas de la columna.
Ese aumento se sostiene con la contracción semi permanente de la musculatura de sostén. Esta situación provoca una pérdida enorme de energía y por consiguiente fatiga local y total, alterando todas las funciones naturales del cuerpo.
Colocar la cabeza en su posición correcta, libre sobre la articulación atlanto-occipital dirigida hacia arriba y adelante corrige automáticamente, como una cadena a toda la musculatura paravertebral.
También es muy útil echarse de espaldas en el suelo con una manta o colchoneta muy delgada que permita sentir el cuerpo apoyado sobre el piso, y tratar de tomar contacto con el mismo con la mayor cantidad de puntos posibles.
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