Pescado + Sol = Una mente saludable

Un reciente estudio publicado por la Universidad de Exeter (Reino Unido), acaba de demostrar que existe un riesgo más que notable para aquellos que tienen un nivel bajo de vitamina D en sus cuerpos. Sobre todo a la hora de padecer demencia u otros trastornos relacionados con la mente.

Así es como las personas (mayores de 65 años) que demostraron bajos niveles de vitamina D, según esta investigación, se vieron proclives a padecer trastornos tales como Alzheimer y otros problemas cerebrales o cognitivos. Es por esto que llevar una alimentación rica en este nutriente es crucial. Y también hábitos que la acompañen.

El pescado, una de las mejores alternativas para consumir vitamina D

Al ser la vitamina D esencial para que el calcio se fije debidamente, es fundamental su consumo, y mucho más en la tercera edad. Y una de las mejores maneras de tomarla es mediante los pescados, sobre todo los azules.

Salmón, atún, sardinas o aceite de hígado son importantes fuentes de provisión de esta sustancial vitamina para tu organismo. En menor medida, los lácteos grasos tales como la mantequilla, el queso o la yema de huevo son otros de los alimentos en los cuales la vitamina D está presente.

Pero, como ya se ha podido ver gracias a este reciente estudio citado, en la vejez conviene aún más estar bien provisto de esta vitamina para tener menos riesgos de Alzheimer y demencia. Una mente saludable lo es todo en cualquier etapa de la vida.

No te olvides de tomar un poco de sol

Si bien la exposición prolongada al sol suele ser criticada, unos 15 minutos diarios son esenciales para que la vitamina D llegue a tu organismo. Esta fuente es completamente saludable y te ayudará a estar mucho mejor. Simplemente con un paseo a luz solar tres o cuatro veces por semana te ayudará a estar bien provisto.

Por eso mismo, no olvides que una combinación de pescado y sol puede ser genial para que estés bien provisto de vitamina D y puedas enfrentar mejor problemas relacionados con la mente que se te presenten. Y también que tengan que ver con cuestiones óseas o de déficit de calcio. Tampoco olvides lo malo que puede ser el déficit de vitamina D.