El mundo de las cervezas artesanales evoluciona día tras día, a la par que el público con conocimiento de causa también aumenta y el noble brevaje es mejor considerado que en otros tiempos, donde simplemente era una bebida "menor", por así decirlo. Así es como nuevos estilos y variedades van siendo pergeñados.
Una de las maneras más interesantes que han encontrado algunos productores de pequeña y mediana escala, de llevar más allá los límites de los estilos tradicionales, es saturando de algunos de los elementos a las cervezas que producen. A estos tipos se los conoce como cervezas extremas y son muy comunes en las microcervecerías de los Estados Unidos, uno de los nuevos paraísos cerveceros.
El modus operandi de los brewmasters es exagerar las cantidades de lúpulos para conseguir amargores elevados, colocar altas proporciones de maltas e incluso alterar los procedimientos clásicos de algunos estilos. Incluso llegan a inocular intencionalmente sus cervezas para conseguir sabores salvajes. Así surgen estilos como las double IPA o double Imperial, generalmente con tenores alcohólicos prominentes (incluso superiores a los 20 grados) y sabores poco esperados para una cerveza.
Las cervezas extremas, dada su condición, suelen elaborarse en cantidades bastante limitadas y, usualmente, son presentadas en festivales cerveceros y eventos de dicha índole. Samuel Adams, Dogfish Head o los daneses de Nørrebro son algunos de los interesantes ejemplos de productores que se han metido de lleno en esta clase de elixires.
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