Mucha gente se piensa que comer carne implica alguna de las siguientes cuestiones: salsas grasosas, cocciones poco saludables, muchos lípidos, muchas calorías y, básicamente, poca salud. Pero siempre hay maneras y maneras de comer un trozo de ternera, cerdo, cordero, pescado, pollo o pavo. Basta con elegir muy bien los cortes, cocinarlos de buena forma (o no cocerlos, por qué no) y tener en cuenta algunos consejitos.
Estos son 4 buenos trucos para comer carne saludablemente que puedes poner en práctica hoy mismo:
- Elige bien la carne que vas a comprar: La elección es lo primordial. Sea ternera, pollo, cerdo, cordero, pescado o conejo, que sea siempre bien fresco. Si quieres que sea saludable, siempre con la menor cantidad de grasa posible. Hay mucho prejuicios al respecto. Por ejemplo, se deja de lado al cerdo, cuando un corte magro de esta carne, como el solomillo, es de menor tenor calórico que la vaca.
- Olvídate de los fritos: No sólo que las frituras son lo más insalubre que hay, sino que ya están completamente pasadas de moda. Pesadas, grasosas y un peligro para tus arterias, cualquier carne frita es una bomba de calorías. Siempre es mejor asarlas a la plancha, cocinar con salsas suaves a la sartén, usar el horno, la parrilla y hasta tu vaporera. Pero las frituras, en contadas ocasiones. Si vas a optar por hacerlas igual, que sea siempre con muchísimo aceite, ya que así la preparación luego absorbe menos, aunque parezca ilógico.
- Anímate a las marinadas: Marinar las carnes es una genial forma de darles sabor de antemano y evitar tener que someterlas luego a cocciones que no son para nada afortunadas. Este proceso consiste en dejar el tipo de carne que hayas escogido tomando sabor con algún líquido y alguna hierba, vegetal o especie que le de gusto, durante un par de horas -mínimo- antes de la cocción. El cerdo va bien con jengibre, cerveza y mostaza; el pollo, con ajo, orégano y un chorro de oliva; la ternera, con vino tinto; el cordero, con romero. El resto, lo determinará tu imaginación.
- Atrévete a comerlas sin cocción:
Está claro que esta opción es sólo para valientes y espíritus aventureros, pero hay muchísimos cortes de carne que se pueden comer prácticamente crudos. Descarta el pollo y el cerdo, pero ten en cuenta que un solomillo apenas sellado y bien condimentado puede convertirse luego en un sabroso carpaccio, cortado en láminas hiper delgadas. No te olvides tampoco de platos como el gravlax de salmón o el ceviche (de pescados y mariscos) peruano, que no llevan cocción y son una auténtica delicia. Fundamental: que el pescado o la carne que compres sea más que fresca.
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