Esta sensación de bienestar que sentimos está muy relacionada con la calidad del aire que respiramos y es que en el ambiente marino hay una gran carga de iones negativos que aportan numerosos beneficios para la salud, facilitan la respiración, disminuyen el estrés y fortalecen todo nuestro organismo.
También un baño en el agua salada actúa mejorando la calidad de nuestra piel sobre todo si padecemos algún problema como dermatitis, psoriasis o eccemas.
Si nos queremos llevar a casa un pedacito de esta sensación, podemos prepararnos un baño de sal marina relajante. Para ello llenamos la bañera con agua caliente y añadimos medio kilo de sal marina, si queremos potenciar el efecto relajante podemos aplicar 20 gotas de esencia de lavanda. Permanecemos 20 o 30 minutos sumergidos y durante este tiempo los minerales de la sal penetran en la piel en forma de iones y actúan equilibrando y activando el flujo de energía de nuestro organismo.
Si queremos completar nuestro tratamiento casero de belleza podemos aprovechar el efecto exfoliante de la sal marina. Por su forma de cristalización y aplicada junto con un crema base o un aceite vegetal por todo el cuerpo produce un ligero efecto abrasivo que facilita la eliminación de células muertas y deja la piel suave y radiante.
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