Pensamos que en casa es donde más seguros están, pero realmente no es así. Los espacios del hogar están a menudo pensados y diseñados para la comodidad de los adultos y no para la seguridad de seres diminutos, activos y curiosos hasta el hartazgo, que corretean por los rincones y tocan todo lo que se interpone en su camino.
En cualquier ambiente puede haber riesgos, pero la cocina, el living y el baño se llevan el premio a la peligrosidad. Algunas recomendaciones para aplicar en el caso del cuarto de baño son:
- No abandonar al niño sin vigilancia dentro del baño, evitando a su vez colocar cerrojos internos.
- Ante la proximidad del agua, la electricidad se convierte en un peligro importante. Es necesario evitar sistemas de calefacción portátiles y especialmente los difusores de aire caliente. Además, hay que ubicar los aparatos eléctricos en la pared y a gran altura. Es más que obligatorio instalar un disyuntor, que interrumpe la corriente ante el menor contacto eléctrico.
- En la bañera es bueno colocar una alfombra antideslizante y utilizar el mezclador de agua para conseguir la temperatura deseada antes de introducir al niño. A tal efecto, también puede utilizarse un termómetro sumergible.
- Es importante instalar un asiento adaptable en el inodoro y recordar enjuagar con abundante agua su interior cuando hayamos utilizado desinfectantes.
- Los armarios deben estar siempre cerrados con llave y los productos de limpieza, objetos punzantes, perfumes, cosméticos y medicamentos tienen que permanecer fuera del alcance de los bebés.
Y lo que es más importante: trate de estar atento a los desplazamientos del niño y siempre déjelo acompañado de alguien de confianza. Tomados estos recaudos, le deseamos ahora mucha suerte en la increíble aventura de ser padre
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