Un estudio realizado por científicos noruegos asegura que la aparición del cáncer de útero o de testículos, aumenta las probabilidades de ruptura entre parejas jóvenes, cuando lo padece uno de los cónyuges, mientras que otros tipos de cáncer refuerzan el vínculo.
El objetivo del estudio era analizar en profundidad la incidencia que presentaban determinados tipos de cáncer, como el de cuello de útero o el de testículos, en parejas de edades comprendidas entre los 25 y los 35 años.
Los resultados fueron muy reveladores: cuando uno de los cónyuges padece alguno de los tipos de cáncer que afectan de forma directa a órganos relacionados con la actividad sexual, la relación tiende a resentirse hasta el punto de romperse definitivamente.
Estos resultados contrastan con la incidencia de otros tipos de cáncer cuya acción no afecta a la actividad sexual o, al menos, no de forma tan directa. En estos otros casos, los lazos afectivos entre la pareja no sólo no se resienten sino que aumentan su intensidad y solidez.
Por otro lado, el número de rupturas es mayor cuanto más jóvenes son los cónyuges, lo que vendría a confirmar la importancia que el plano sexual tiene en las relaciones matrimoniales en edades tempranas y, cómo, su papel va perdiendo protagonismo conforme se van cumpliendo años.
Otro dato significativo viene dado por otra variante de cáncer, el de cerebro. Al afectar de forma directa a la capacidad intelectual del paciente, la comunicación entre la pareja se ve perjudicada de forma importante y creciente, hasta anularse por completo. En este último caso, el paciente suele fallecer antes de que el deterioro de la relación llegue al punto del divorcio.
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