Hipertensión y Fitoterapia

La hipertensión afecta aproximadamente a un 20 por ciento de la población adulta en nuestro país y existen multitud de plantas o preparados naturales que ayudan como complemento al fármaco convencional.

La hipertensión aumenta en un 50 por ciento en la población mayor de 65 años, aunque puede aparecer a lo largo de la vida dependiendo de nuestro estilo de vida y otros factores relacionados. Lo cierto es que la Organización Mundial de la Salud (OMS), la considera como una epidemia silenciosa, cuyo gran peligro es que si no se detecta a tiempo puede llegar a producir la muerte de la persona ya que, en numerosas ocasiones, los síntomas suelen achacarse a otras enfermedades o patologías.

Actualmente, se considera una presión arterial normal aquella cuyos valores de presión sistólica (máxima) son inferiores a 140 mmHg y cuya tensión diastólica (mínima) presenta valores por debajo de los 90 mm Hg. Si por el contrario, estos valores oscilan entre una presión diastólica (mínima) de 90-105 mmHg y una tensión sistólica (máxima) de 140-180 mm Hg, estaríamos ante lo que se denomina hipertensión moderada o leve.

Unas correctas medidas dietéticas (evitar el sobrepeso y dieta hiposódica), seguir el tratamiento convencional y acceder a un adecuado tratamiento fitoterapéutico nos puede reportar buenos resultados en el control de la hipertensión arterial moderada. Por ello, los naturópatas recomiendan usar olivo, espino blanco, fumaria, tilo, muérdago, ajo, entre otras plantas, por sus propiedades diuréticas y vasodilatadores. Además, existen multitud de plantas que permiten que se elimine mayor cantidad de agua y sodio a nivel renal, lo que haría descender la presión arterial por la disminución del volumen en los vasos sanguíneos; destaca la Grama de botica, el Ortosifón, Té de Java, la Pilosella o Vellosilla, el Fresno, el Grosellero negro, la cola de caballo, equiseto y abedul.

Si con el tiempo, la presión arterial no se controla, será necesaria la prescripción de un tratamiento farmacológico. En cualquier caso, el tratamiento escogido debe ser conocido y controlado siempre por el médico.