La cocina turca es de las más grandes del mundo, tanto por la frescura de los alimentos, la variedad de sus ingredientes o por la simplicidad en su elaboración.
La gastronomía turca es considerada como una de las tres grandes del mundo, como reflejo de un tipo de cocina que sabe conjugar magistralmente lo mejor de Oriente con lo mejor de Occidente. Lo cierto es que la cultura gastronómica turca enraíza en la ancestral herencia legada por el imperio otomano que se mantiene en sus líneas más generales en la Turquía actual.
La frescura de los alimentos se ha mantenido y es común que en los hogares no se consuman restos de comida del día anterior. Lo notable de esta técnica culinaria es la simplicidad de la preparación de sus platos que suelen ser muy básicas, la enorme variedad de ingredientes y el delicado sabor final de sus platos.
El mezze, técnica similar al concepto de tapas españolas, consiste en servir diferentes platillos, preferentemente fríos, que permite al comensal degustar numerosas porciones diferentes de comida y en cantidades pequeñas, entre las que destaca la degustación de hojas de parra rellenas, las conchas de mejillones rellenas con arroz y dip de yogur, ajo y menta, entre otras delicatessen.
Su capital, Estambul, cuenta con una enorme variedad gastronómica y los lugares para comer son muchos y variados. Desde un lokanta, donde degustar kebabs, hasta restaurantes de grandes hoteles de lujo donde probar las delicias más exquisitas del país. Igualmente populares son los ocakbasi, donde además de carnes asadas sirven lahmacun, masa fina cubierta de cebollas fritas, carne molida y salsa de tomate, versión autóctona de la pizza.
En Turquía, la fruta fresca de estación es el colofón a una buena comida y destacan las sandías, higos, granadas y damascos, aunque también podemos optar por las enormes variedades de frutas y frutos secos, que podemos tomar solos o rellenos con nueces, pistachos.
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