Las modas en lo que a costumbres se refiere depende, en el caso concreto de la medicina, de las tendencias que muestran los médicos. Algo así debe ocurrir en Perú, cuna de culturas ancestrales, cuya tradición en el terreno de la medicina es tan antigua como efectiva.
Sin embargo, el peruano medio ha mostrado en los últimos tiempos, influido sin duda por los facultativos a los que consulta, una preferencia creciente por la química farmacéutica en detrimento de los remedios de medicina natural, especialmente de aquellos que están relacionados de alguna forma con las plantas.
Esta tendencia, identificada por los especialistas sociólogos como el extremo de un ciclo de variaciones similar al que marcan las modas en el mercado textil o de la cosmética, por citar dos ejemplos, constituye un hecho puntual cuyo fin está próximo.
Por otro lado, algunos científicos de prestigio han denunciado la proliferación de empresas que utilizan como reclamo el supuesto uso de plantas medicinales que luego resulta no responder a la realidad- en sus compuestos y fármacos. Este hecho ha terminado provocando una mala prensa cierta entre la población hacia la terminología referente al concepto de medicina natural, plantas medicinales, etc.
Los remedios practicados por los antiguos chamanes emanaban de un conocimiento exhaustivo de la sintomatología de las enfermedades y, por consiguiente, de los tratamientos a aplicar en cada caso. Así, estos curanderos llegaron a ser capaces de practicar amputaciones sin más anestesia ni poder cicatrizante que el de las plantas.
Científicos prestigiosos peruanos abundan en la necesidad de volver la mirada al medio ambiente, al que consideran fuente de salud en todos los sentidos.
Para la comunidad científica peruana, los médicos modernos sólo se diferencian de los antiguos chamanes en una cosa: han puesto nombre a las enfermedades y las han clasificado. Pero en el fondo reconocimiento, diagnóstico y tratamiento- el proceso empleado es el mismo y el objetivo, también.
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