Muchas veces, el rol de la mujer en algunas sociedades, sobre todo de la fémina que ya alcanzó la madurez, queda absolutamente en un segundo plano, siendo sometida a cierta violencia emocional. Por eso mismo, nunca está de más reflexionar un poco acerca de este tema.
Nuestra amiga y colaboradora Andy Pindur nos ha enviado un maravilloso texto sobre este tema, donde en tono vivencial, nos hace llegar un relato de una persona que podría ser cualquiera de tu entorno. ¡No te lo pierdas!
Un relato de Andy Pindur sobre violencia doméstica y maltrato familiar
Nadie se ocupará… Ni tu marido, ni tus hijos, ni tus amistades o vecinos te van a aconsejar. Seguramente porque existe una cierta “envidia” o “miedo” de que algo va a cambiar en uno, y el otro ya no tendrá esos “beneficios” que lograba de tu parte.
Por ejemplo: Un marido puede llegar a preocuparse si cambias mucho, pues pensaría que vas a dejar de atenderlo, o que otros hombres se fijarían más en ti.
Si es un hijo puede llegar a pensar de forma similar, que no lo vas a atender, si ahora tendrías nuevas oportunidades, nuevos proyectos y ya no sos la bruja que “está en casa”.
Una amiga, que no es super amiga y que no se siente contenta de que ella pase a estar en un mismo “nivel”, ya que ella siempre está flaca, está maquillada, está peinada y tu estás hecha una porquería...
Y para qué te voy a dar el ejemplo de la vecina… Ella seguramente dirá: "¿En qué andará ésta? Debe tener un macho…"
Hoy te quiero contar una pequeña historia como la de tantas mujeres “de su casa”.
Florencia y su día
Salgo a hacer las compras… Tengo que hacer las milanesas que le gustan a Tobías y de paso me quedan para la noche. Si! Voy a hacerlas a la napolitana, así me van a aguantar húmedas unas cuantas horas porque sino me van a quedar muy secas. Ah… Este carrito, que duro que está… Y mis huesos… Como me duele hoy la espalda, este cuello me está matando.
Ah, está abierto… Qué bueno, así le pregunto por la crema de la televisión… "¿Cuánto sale la... esa de la tele? Bueno, cuando pueda me la voy a comprar… Ya que estoy acá, que puedo tomar para los calores, porque el médico me dio una pastilla y no me hizo nada.
Allí comienza una breve charla en la comodidad del salón que está vacío pues es temprano para la hora “pico”. En su relato la mujer me resume su día a día metida en la cocina, tareas con la ropa, la escoba y los platos, aunque en el medio alguna novelita. Así trascurre su jornada, siempre ocupándose de los otros y jamás de ella.
Yo simplemente le comento que hay un mundo allá afuera, no necesariamente en la calle ya que hoy en día no tiene nada positivo que aportar. Por el contrario está peligrosa y llena de personas que deambulan, muchas en soledad.
Enseguida le pregunto si tiene internet...
-Claro…
-Ah, no sabés todo lo que podés hacer por vos y tu calidad de vida.
-Ah…pero entre mi hija y mi marido cuando vuelven de la escuela o el trabajo, no tengo oportunidad de usar la compu... Le repaso el polvillo que se le pega todos los días a la pantalla. Si no lo hago yo, no lo hace nadie...
-Bueno, entonces hacete un recreo para vos de 1 a 2 horas y en vez de mirar el noticiero o las tandas publicitarias, o hablar con una amiga al teléfono, o con el carnicero protestando por el clima incierto, o con la vecina para sacarle el cuero a otra vecina. Preparate un té, un cafecito o unos mates y sentate frente a la computadora.
¿Conoces google? Bueno, entras ahí y buscas información sobre "¿Que puedo hacer por mi menopausia?" O pones "menopausia y calores", o "síntomas de menopausia". O, mejor aún, "¿Cómo puedo alimentarme bien en la menopausia"
Vas a ver que encontrarás un montón de cosas. Fijate en los títulos adonde diga algo sobre algún médico, o universidad de, o centro de nutrición o cuestiones tales para que puedas leer de fuentes serias y aprendas un poco. Muchos profesionales de la salud escriben en plataformas varias: médicos, nutricionistas, endocrinólogos, naturistas, etc…
Y si no sos de las que leen mucho, hasta que te acostumbres a la lectura, buscá en youTube las mismas palabras.
-Bueno, bueno -dice Florencia-, Me tengo que ir a preparar las milanesas…
-Y vos... ¿Qué vas a comer? -Le digo-
-Y yo me como un tomatito porque no tengo mucho tiempo...
-Bueno Flor, quisiera que la próxima vez que entres por esa puerta, me digas algo para que yo me dé cuenta que estuviste “estudiando” en la web y aprendiendo buenos consejos de salud y nutrición. Con su sonrisa amplia, me saluda.
A los dos días aparece Florencia y desde la puerta entra a las risas y contenta. Salío a comprar el pan y la manteca, no precisaba nada de mí, pero decidió venir a contarme. Con los ojos bien abiertos me dice:
-No sabes... Estuve leyendo.
Se la veía feliz, entusiasmada por el logro de haberse encontrado un rato aprovechando aquel aparato al que solo limpiaba, por lo que dejó de ser un simple mueble y cobró vida. Estaba allí, solo para ella y lo usó.
Me contó sobre varias cosas que encontró, algunas recetas útiles para variar un poquito la forma de cocción de algunos vegetales. Me dí cuenta en su relato de que prefería ver videos y no leer tanto, como la mayoría del público actual. Y me dice...
-Ah… Aprendí a hacer un pan y le voy a agregar semillas, ya las compré en la dietética y después de cocinar, me voy a poner a usar la cinta de caminar. La tenemos de perchero y es ridículo. Así que voy a mirar la novela… caminando. ¿Qué te parece?
Parecía más alta. Ya no se veía encorvada, ni con la comisura de sus labios caída, hasta se los había pintado de un rosa fuerte.
-¿Que estás haciendo en la compu? ¿La comida está lista, mami?
-Ahí la tenés en la fuente… Servite, linda, que ya sos grande. Mamá está mirando un tutorial.
La hija no entendía nada y se fue a comer. Igual sorpresa se llevó el marido cuando apenas cruzó el umbral del hogar. Revoleó el abrigo y sin decir hola, vociferó "ya está la comida?".
Ambos padre e hija comían y miraban hacia la tele que estaba a todo volumen con las noticias del mundo, y más alto aún en las propagandas. Florencia no pidió que bajen el sonido, simplemente se puso los auriculares acolchados, se reclinó en la silla cómoda y sonrió.
Como siempre dejaron un desastre en la mesa, la nena subió a su cuarto y el marido se fue al baño. La tele quedó gritando pero Florencia dejó todo así, se puso las zapatillas y arrancó su sesión de caminata, lo único que hizo fue cambiar de canal y mantuvo a todo volumen el ritmo de la novelita.
Poco a poco, día tras día, Florencia aprende nuevamente a moverse en la casa, que es también suya. Una casa para disfrutar y no para vivirla fregando. Comienza así, lentamente su pequeña batalla contra la violencia verbal o emocional, como quieras llamarla, a la que la someten a diario y ella no se daba cuenta.
El cambio de actitud, no viene en una pastilla, en un cigarro, en un vaso de alcohol o en un atracón de comida para saciar insatisfacciones. La vida nos puede cambiar con un click.
3 Comentarios en "El maltrato familiar y la violencia emocional, por Andy Pindur"
salud recetas ejercicios finanzas ayuda cpara mi familia y me ayudado mucho
como formar a mi hija y sobrino que tengo a cargo, ya que los padres trabajan fuera x mucho dias las 24 horas y formar en el tema cultural a mi padre para que sea mas comprensivo con las mujeres y condecendiente, ademas de ello mi propia formacion para no tener los mismo habitos que tiene mi padre o hermana.... asi ponerlos en practica para mejores resultado y rendimiento escolar de los pequeños que aun se encuentran en la primera etapa escolar (kinder)... Fomentando la unidad familiar.
Es interesante. Poder ayudarb a los niños de alguna manera ,cuando los padres se separan?