Musicoterapia contra el dolor físico

Las evidencias sobra la acción positiva de la musicoterapia parecen abarcar distintos campos y confirmar sus aplicaciones. Un estudio de la Universidad de Yale ha concluido que ciertos malestares físicos se pueden contrarrestar con melodías fluidas y ritmos que ayuden a distraernos del dolor.

Según la investigación, aquellas personas que disfrutan de su música preferida mientras afrontan despiertas una cirugía requieren una menor cantidad de analgésicos y sedantes, porque soportan en mayor medida el dolor físico. Por supuesto, esto no significa que sea posible eliminar la administración de analgésicos, pero la realidad es que la música permite potenciar su acción y hacerla más efectiva.

De esta manera, la música lograría acercar un alivio momentáneo a dolores de corta duración (dolor de cabeza, de estómago), aunque también podría ser capaz de actuar contra dolencias más complejas, como por ejemplo la artritis. Las canciones suaves y que provocan distensión serían las adecuadas, porque permiten romper el ciclo del dolor ocupando a la mente y enviando estímulos relajantes.

También los ritmos acelerados, como la salsa, pueden ser eficaces en otras personas para el mismo cometido. Pero lo central es variar: después de 10 minutos de escuchar una música más calma, cambiar a otra en un ritmo diferente, y así sucesivamente. Esto permite calmar el ritmo cardíaco y la respiración, provocando un efecto sedante y reduciendo la tensión que conlleva el dolor físico.

Lo más importante y difícil es lograr concentrarse en la música, no tomarla como un sonido de fondo sino incorporarla realmente. En ese momento resulta vital contar con los conocimientos de un profesional de la musicoterapia.

Algunos de los títulos clásicos aconsejados en musicoterapia contra el dolor son: "Sueño de Amor" de Listz, "Serenata" de Schubert, "Himno al Sol" de Rimsky-Korsakov, "Concierto de Arpa" de Haendel y "Concierto de oboe" de Vivaldi.