A pesar del gentilicio con el que se le conoce y de hallarse profundamente inserto en la tradición de Tailandia, el masaje tailandés es originario de la India, como parte de la milenaria tradición médica natural de aquél país, el Ayurveda.
Se cree que el masaje tailandés, también conocido como Nuat Thai, llegó a Tailandia de la mano de monjes budistas llegados desde la India, allá por el siglo II ó III antes de Cristo. De hecho, la tradición cuenta que un médico del entorno directo de Buda, conocido como Shivagakomarpaj, fue su fundador.
La base de la práctica del Nuat Thai viene dada por el uso de los flujos de energía conocidos como "sen" y por la visión holística del ser humano, considerado como un conjunto inseparable formado por el plano físico, el mental y el espiritual.
Conectado de alguna forma también con la tradición china, el masaje tailandés incide, al igual que la acupuntura, en los puntos energéticos distribuidos a lo largo del cuerpo humano, de forma que incidiendo sobre ellos se consiga potenciar o reducir aquellos efectos que contribuyan a mejorar el equilibrio y bienestar del receptor del masaje.
La aplicación del masaje se realiza siempre de forma rítmica y cadenciosa, con las variaciones de intensidad, velocidad y localización que las energías emanantes del propio cuerpo precisen en cada momento y lugar. Por ello, no debemos extrañarnos de recibir presión en los lóbulos de las orejas, o incluso estiramientos en los dedos de las manos o de los pies.
Por otra parte, el masaje tailandés se realiza, a diferencia de otro tipo de masajes, no sólo con las manos, sino también con los pies, los codos o las rodillas, dado que cada una de estas partes del cuerpo es convertida por el masajista en un utensilio diferente para la acción que desea resulte beneficiosa sobre la persona que recibe el masaje.
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