Los expertos en personal señalan que las gestiones deben dejar tiempo a los directivos para pensar en las decisiones.
Actualmente, ser un directivo de una empresa no es tarea fácil. La alta dirección se enfrenta a varios problemas endémicos que amenazan su status social. En muchas ocasiones, intentar seguir la estrategia general de la empresa obliga al directivo a realizar un sobreesfuerzo personal importante que, sin querer, le hace apartarse de otras cuestiones operativas, igual de importantes, que también garantizan la supervivencia de la empresa. Así, cuestiones como la innovación, la creatividad o la formación son factores claves que no pueden quedar relegadas a un segundo plano o postergadas por una simple cuestión de estrategia global u holística (de la empresa).
Por todo ello, los expertos en recursos humanos señalan que lo que verdaderamente hará que las empresas sean más competitivas y productivas es la gestión de las personas. Así, la lucha por la igualdad entre sexos es prioritaria para garantizar el buen funcionamiento de los procesos que intervienen en la toma de decisiones. Según el profesor de Filosofía de la Universidad de Zaragoza, Daniel Innerarity, "mientras a los ejecutivos se les considera como individuos, a las mujeres se les valora por su condición de género" y esto es, precisamente, lo que ha de cambiar en la organización, para lograr un liderazgo compartido en el que exista obligatoriamente esa integración.
Según Ana Armesto, socia de Garrigues, "sólo serán rentables las empresas sostenibles, con sentimientos, donde la confianza y la reputación sean los grandes activos". Para, Jordi Gual, subdirector general de La Caixa, "en España, el principal factor negativo a largo plazo es la baja productividad". Por su parte, Alonso Puig, señala que entre el 60 y el 90 por ciento de las enfermedades por las que consultamos al médico de cabecera es porque no sabemos gestionar nuestras emociones': "cuando nos encerramos en nuestros mundos, quemamos neuronas. Sin darnos cuenta, encarcelamos el cerebro. Un líder debe abrirse al mundo, a las personas", señala y además subraya la importancia de mantener la humildad en un directivo, así como saber escuchar y comprender a los demás.
Según el vicepresidente de CEDE, Ramón Adell, "el camino hacia la excelencia en la dirección precisa recordar que el éxito precede a la arrogancia, y ésta al fracaso. El directivo del futuro será un gestor de información y un dinamizador de ideas y personas", según Adell.
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