El ejercicio físico produce modificaciones en el organismo como respuesta adaptativa al estímulo recibido.
Así es como disminuye el nivel de colesterol, aumenta el consumo de oxígeno, mejora la capilarización, oxigena el cerebro y vuelve más eficaz el sistema metabólico de los músculos.
Por otro lado, el ejercicio, aumenta la fuerza y la flexibilidad, fortalece la masa ósea, mejora el equilibrio, la postura y permite la aparición de nuevas conexiones nerviosas, por lo que literalmente el cerebro se sigue desarrollando.
Pero por otro lado, el ejercicio es más que una acción motora ejecutada mecánicamente.
Cuando te ejercitas pones en juego no sólo tu cuerpo, sino también tú historia personal, tu capacidad de pensamiento y tus emociones.
Los ejercicios por tanto, que más te pueden beneficiar en todos los aspectos son aquellos que tienen en cuenta el cuerpo, la mente, la respiración y hasta la percepción personal de aquél que lo practica.
El desarrollo integral permite desarrollar el potencial que activa mecanismos de reparación del cuerpo que hasta entonces permanecían en forma latente.
El Yoga, la Eutonía, el Tai Chi, las Técnicas Corporales, el Body Mind, el Método Feldenkrais son sólo algunos ejemplos de disciplinas que respetan estos principios.
Esto es, desarrollar el cuerpo mediante ejercicios físicos, la mente a través de imágenes y representaciones mentales mientras se ejecuta la actividad, y la fuerza interna con la energía que da la respiración, permitiendo mejorar aspectos sociales como la autoconfianza, la estima y el sentido de pertenencia.
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