El higienismo: más que una dieta, un estilo de vida, con Mauricio Esteban

Puede que alguna vez hayas escuchado hablar acerca del higienismo. Esta dieta integral, que aboga por un estilo de vida cercano al que el hombre tenía en tiempos remotos, tiene cada vez más adherentes en el mundo entero. Entonces, qué mejor que consultar a un especialista en el tema para que nos cuente un poco más sobre todo este universo higienista.

Para ello, charlamos con Mauricio Esteban, uno de los máximos referentes en el tema dentro del mundo de habla hispana, quien nos dará su particular visión del higienismo y comentará algunas interesantes cuestiones para tener en cuenta. ¿Te la vas a perder?

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Qué es el higienismo

-Cuéntenos un poco acerca del higienismo... ¿De qué se trata?

-El higienismo surge en los Estados Unidos alrededor de 1820, por lo cual está por cumplir dos siglos. Hay cuatro tipos de higienismo; básico, vegano, compatibilistas y los integrales. Yo he implementado el que se denomina higienismo integral. Nosotros estamos en el extremo.

Somos personas que practican un cuidado extremo por el cuerpo y que "nos privamos" de cosas muy comunes para el común de la gente. Pero en realidad nosotros no pensamos que sea así. En realidad optamos por no consumir nada que le haga daño al organismo.

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Alimentos prohibidos en la dieta higienista

-¿Y cuáles son esas cosas que no consumen y que le hacen daño al cuerpo?

-Por empezar, los higienistas no consumimos carne. Ningún tipo de cadáver. Yo no consumo carne pero igual tampoco considero que la carne sea lo peor. Lo peor está incluso en muchas cuestiones tales que vienen de dietas supuestamente saludables como el naturismo o el veganismo.

Nosotros hablamos siempre de los "Los cuatro jinetes del apocalípsis", que para mi son peores que la carne. Estos son las harinas blancas, la sal -no tiene ninguna propiedad para el cuerpo-, el azúcar -no hay nada peor que el azúcar- y el arroz. Todo lo que sea blanco es malo para el cuerpo, odo lo refinado. Estos son los responsables del 50 por ciento de los problemas de salud existentes.

Las frituras también son muy malas. Y el exceso de condimentos: por eso en la India tienen niveles tan malos de salud, en general. La gente se arruina el aparato digestivo con este tipo de cosas.

-¿Los higienistas no usan especias entonces?

-Las usamos, pero siempre y cuando no hagan daños. Por ejemplo, pimiento no comemos, porque es muy malo para tejido interno, sea picante o no. No usamos jengibre, tampoco. En los últimos 60 años se ha aprendido más sobre alimentos que en los últimos seis milenios. E incluso en los últimos 6 años, más que en esos últimos 60.

Yo llevo 40 años sin problemas de salud. Y es que cuando el cuerpo se limpia, ya empieza a ser todo mucho más sencillo. Incluso me hacen exámenes periódicos de la Universidad de Chile para entender cómo estoy tan bien. Cuando uno respeta al cuerpo por décadas, uno empieza a tener una seguridad única sobre su propio organismo.

Este plan de alimentación que llevo yo, hace que no me contagie nunca y que haya desarrollado una especie de súper inmunidad. No uso vacunas ni ningún tipo de farmacología. Y eso se debe al tipo de alimentación que llevo, que hace que se regenere el organismo. Y ya tengo 59 años.

Tengo testimonios de gente que ha logrado revertir cáncer y otro tipo de enfermedades que hemos logrado combatir con esta dieta.

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Qué se come en la dieta higienista

-¿Y qué come un higienista habitualmente?

-Ingerir solamente alimentos, nunca comestibles. Los alimentos están hechos por la naturaleza o por el hombre imitando a la naturaleza. Los comestibles, buscando el sabor, son degradados por la industria, la cocina o el restaurant. Los alimentos son compatibles bioquímicamente. Algunos son tolerantes con otros y otros no. Una ensalada de frutas es peor que un pollo con papas fritas, según mi criterio higienista.

Tu mezclas bien los alimentos y fabricas sangre de mejor calidad, lo que termina generando hasta sentimientos mejores, más allá de los beneficios a los huesos y a la sensorialidad.

Dentro de los lácteos, algunos los consideramos muy nocivos, como la leche o los quesos amarillos. Pero sí un yogurt natural, un queso fresco o ricotta. También algún huevo, siempre y cuando sea de "gallina contenta" y muy cada tanto.

Hay un higienismo de prevención y un higienismo de sanación. Una cosa es prevenir a los que no se han enfermado y otra es curar a los que sí lo están. Para eso, se emplean métodos diferentes. El último caso se recurre a algo mucho más personalizado. Lo preventivo es más general.

No usamos plantas, hierbas ni otras terapias naturales. Simplemente se cambia todo a través de una correcta alimentación, que cambia según las diferentes etapas de la vida.

-¿Y cómo ve ese camino que va tomando el hombre?

-El hombre, alimenticiamente, no ha evolucionado sino todo lo contrario. Evolucionó su tecnología. Pero a esta la convirtió en una muleta, en una ayuda. Hoy, si alguien nace es por la medicina, cuando durante siglos no hizo falta. La gente no aprende a vivir, sino que aprende a morir.

El higienista se va reeducando para que pueda vivir, en el término más cercano a la vida misma, a la naturaleza, alejándonos del abismo al que nos acercamos día a día. Hay que reeducarse para aprender a vivir y no a morir, como se hace normalmente. La gente tiene que convertirse en persona y el higienismo quiere posibilitar las herramientas para que esto suceda.

Y uno de los grandes males es que estas sociedades en las que vivimos son patriarcales y no matriarcales, tal como sucede en la naturaleza.

-¿Quisiera dejar algún mensaje final?

-Para el higienismo, la peor enfermedad que existe es la ignorancia. El hombre vive en su propio cuerpo como un extraterrestre. Tiene un divorcio con su propio cuerpo. Va cavando su propia tumba con sus dientes. Y es hora de hacer un cambio. Ya saben, si quieren conocer más acerca de mi propuesta, no tienen más que ingresar en www.higienismo.cl para descubrir más sobre este mundo.}