El buen humor o sonreír en la oficina es una buena terapia para luchar contra el estrés y la presión laboral ya que, según un estudio, un cambio de actitud en este sentido, mejoraría nuestro estado anímico.
El ambiente laboral está lleno de ansiedad, prisas, estrés y problemas cotidianos que nos complican un poco más la vida. Así, el buen humor puede ayudarnos a disfrutar más de lo que hacemos y a conseguir una mayor integración en los procesos de trabajo y, por ende, en el entorno laboral.
La actitud positiva, el talante y la predisposición a colaborar así como la colaboración con los compañeros, pueden convertir nuestro entorno de trabajo en un lugar agradable donde podamos desarrollar nuestra personalidad. Según la mayoría de especialistas, se trata de asumir lo antes posible que se puede disfrutar trabajando, enfocando las tareas cotidianas de un modo más creativo y productivo. Además y como complemento, la filosofía oriental puede ayudarnos a potenciar otros aspectos que permitan el equilibrio y la armonía en dicho entorno laboral, con el mínimo esfuerzo a través de la decoración, la luminosidad, la ubicación del mobiliario, proporcionándonos una mayor sensación de felicidad y alegría.
Así, los expertos creen que el trabajo es una fuente de realización personal y un ámbito en el que las capacidades de las personas alcanzan su mayor desarrollo y plenitud, tanto para ellos mismos como en relación con el resto.
Nancy Rothbard, profesora de Gestión de la Universidad Wharton en Estados Unidos y Steffaniel Wilk de la Universidad de Ohio, han investigado cuáles son los acontecimientos que influyen en nuestro cambio de humor durante la jornada laboral. Así, se han preguntado cuáles son los cambios de humor que más efecto tienen: los que se producen al comienzo del día o los que se van produciendo con altibajos, a medida que avanza la jornada laboral.
Ambas especialistas han llegado a la conclusión que tanto un estado de ánimo positivo como negativo afectan a la productividad del trabajador, pero que el efecto del buen humor es mucho más poderoso porque la persona que asume que disfruta más de su actividad, logra reducir la monotonía de las tareas diarias, enfocándolas de un modo más creativo y, por tanto, más productivo.
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