Suplementos dietéticos: mitos y realidad

La verdad sobre los suplementos dietéticos

Existen leyendas y afirmaciones difusas, tanto a favor como en contra, en lo que se refiere a los suplementos dietéticos...

Existen leyendas y afirmaciones difusas, tanto a favor como en contra, en lo que se refiere a los suplementos dietéticos. Conviene esclarecer qué hay de verdad y de mito en todo lo que la sabiduría popular dicta sobre ellos.

Los suplementos dietéticos no son, en principio, más que compuestos consistentes en vitaminas, proteínas y minerales, en definitiva, esencias nutritivas que, combinadas entre sí o en solitario, funcionan como complemento para la dieta humana. Su efectividad la determinan las posibles carencias de quien los toma o, en su caso, aquellos aportes que cada persona quiera potenciar y que su dieta no le otorga por sí sola.

Aunque de forma intuitiva se asocia estos productos con la salud, hay que aclarar que no son medicinas. De hecho, hoy en día es fácil encontrarlos en establecimientos de toda índole, que en muchos casos poco o nada tienen que ver con las farmacias o los dispensarios sanitarios. De hecho, el causante de la mala prensa que ha salpicado en los últimos años se ha debido, en gran medida, al uso indebido de algunos de estos suplementos para conseguir de forma fraudulenta alterar ciertas condiciones del organismo y aumentar así sus prestaciones en ciertas actividades como el deporte. No todos los suplementos dietéticos constituyen dopaje, ni mucho menos.

Esto ha provocado en multitud de países una auténtica transformación de la legislación en lo que concierne a la comercialización de sustancias para el consumo humano, con medidas cuyo objetivo es proteger a la población de sustancias con efectos secundarios perjudiciales para la salud o que simplemente no cumplen con las propiedades que se les atribuyen.

Así, hay países en los que no se permite la comercialización de suplementos dietéticos cuyo argumento de venta sea la curación de nuevas enfermedades. Estos suplementos no curan, como tampoco sustituyen ninguna dieta. No olvidemos que no aportan todo lo que debe aportar un alimento convencional, sino sólo una parte, siempre limitada en su eficacia nutricional.

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