Cuatro platillos declarados patrimonio cultural

Cocina precolombina e hispano-árabe que culmina en la declaración de cuatro platos como patrimonio cultural de Guatemala.

La declaración de estos cuatro platos como patrimonio cultural de la nación guatemalteca, supone el reconocimiento a la tradición gastronómica del país. Así, el pepián que tuvo ya su origen en el mundo prehispánico, puesto que se servía en las grandes ceremonias religiosas, ahora ha sido reconocido como uno de los productos nacionales de más recio abolengo que enraíza con la propia historia de Guatemala.

Y es que, estamos hablando de la fusión de la cocina precolombina con ingredientes de origen hispano-árabe, que han dado vida a estos cuatro platillos declarados patrimonio cultural intangible de Guatemala.

Según señalan los textos históricos del país, en el estudio de la evolución del bocón, el pepián, el kaq ik y los plátanos en mole, se concentra la historia de la nación, puesto que en los fogones fue donde por primera vez se mezclaron los condimentos de las comidas rituales del pueblo, con ingredientes precolombinos y los de origen hispano-musulmán.

Según los investigadores locales, el origen del pepián, del bocón y los plátanos en mole, se remonta a la segunda mitad del siglo XVI, con el nacimiento de las cofradías, que permitieron la fusión de ingredientes mayas y españoles. Según la historia oral, en el mundo prehispánico se servía el pepián en grandes ceremonias o rituales, relacionadas con la religión (solsticio) y la política (cambio de líder). Los integrantes de las cofradías rescataron esta tradición y convirtieron al pepián en la comida ceremonial por excelencia del país.

En el caso del kaq ik, la presencia de los dominicos en las Derrapases permitió que este producto culinario continuara preparándose como en la receta maya original. Euda Morales, presidenta de la Asociación de Chefs de Guatemala, considera que se preparaban para las grandes fiestas de los pueblos, pero luego se convirtieron en platillos que se consumían regularmente en las casas y el reto ahora "es conseguir que los jóvenes se interesen por preservar su uso y tradición".