En épocas donde el clima suele extremarse para un lado u otro, la piel suele sentir esos vaivenes. La resequedad se vuelve moneda corriente y las piel de las manos puede agrietarse, partirse. Esta mascarilla casera puede venir muy bien para evitar esta clase de inconvenientes.
Ingredientes:
- Una cucharada de miel
- Una cucharada de zumo de limón
- Una cucharada de glicerina
Preparación:
Toma la cucharada de miel (preferiblemente líquida) y mézclala con el zumo de limón. Una vez que se integren, incorpora la cucharada de glicerina, terminando por amalgamar perfectamente, hasta que se incorporen por completo los tres partícipes.
Una vez que tengas la mascarilla lista, frota bien tus manos con ella, dejando que se absorba por completo. La capacidad humectante de la glicerina, además del efecto suavizante de la miel y protector del limón, le vendrá de maravillas a tu cutis.
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