Los jabones caseros te permiten, a partir de recetas sencillas, combinar elementos que terminen resultando muy provechosos, tanto para tu piel como para tu economía. Son realmente económicos y, con algunas barras de glicerina y aceites esenciales, puedes hacerte un auténtico festín.
Esta propuesta puntual es más bien clásica, pero no por eso menos deliciosa. Se trata de un jabón casero de lavanda, perfecto para todos aquellos que adoren los cautivantes aromas de esta flor. No dejes de probarlo.
Ingredientes:
- Una barra de jabón de glicerina
- Algunas gotas de aceite esencial de lavanda
- Algunas flores de lavanda frescas
- Gotas de colorante de ese color (opcional)
Preparación:
Para preparar este sencillo jabón casero, no tendrás más que seguir los típicos pasos de los jabones de glicerina. Coloca una cacerola a baño maría y allí añade la barra de jabón de glicerina previamente rallada. Una vez que comience a fundirse, incorpora la esencia de lavanda y, si tuvieras ganas, algunas gotas de colorante no tóxico en un tono indicado (azul claro, violeta, etc.).
Una vez que el jabón esté completamente fundido, retira del fuego y coloca en cada uno de los moldes que tengas listos. Ideal que sean rociados previamente con un poco de alcohol en aerosol. Coloca en cada uno de dichos moldes un poco de flor de lavanda, así deshecha, para que queden con esa textura posteriormente.
Cuando los jabones se hayan solidificado por completo, no tendrás más que retirar de los moldes y emplear estos exquisitos jabones caseros de lavanda en tu vida habitual. El aroma de esta planta es sumamente relajante para el cuerpo y la mente. Por supuesto, para la piel también lo es.
Si quieres más opciones dentro del espectro de los jabones caseros, bien puedes intentar con este de limón y romero, bien astringente, o con este otro de menta y miel.
No hay comentarios