El senderismo es básicamente un ejercicio aeróbico, es decir, una actividad prolongada que se realiza a baja intensidad sin pausa alguna, con un gesto repetitivo, como es en este caso caminar.
A diferencia de la marcha que puedes realizar en cualquier parque, plaza o sitio de tu ciudad, el senderismo se desarrolla sobre un terreno natural, generalmente escarpado, con múltiples obstáculos que te obligan a realizar gestos distintos al simple hecho de caminar.
Esos movimientos obligados por las condiciones diferentes y cambiantes del terreno, hacen que debas trepar, subir pendientes, utilizar los brazos, mantener el equilibrio, saltar, etc.
Este trabajo motor te permite no sólo entrenar aeróbicamente sino que existe un importante desarrollo y trabajo del sistema neuromuscular, perceptivo y coordinativo.
El ejercicio aeróbico hace que quemes grasa que se encuentra acumulada en forma de reserva en los órganos y tejido subcutáneo.
Pero además, hay desarrollo muscular, por tanto aumentarás el tono y volumen, lo que te permitirá quemar grasa cuando estés en reposo.
Asimismo, esa combinación de trabajo aeróbico y muscular posibilita quemar muchas más calorías de las que quemarías en una caminata realizada en terreno llano, manteniendo la misma cantidad de metros y respetando el mismo ritmo.
En conclusión, si te gusta caminar, puedes aprovechar el tiempo empleado en fijarte objetivos, trazar un plan de entrenamiento y una vez al año concurrir a un lugar en contacto con la naturaleza, para participar de una experiencia gratificante con el senderismo.
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