El té se ha convertido en una de las bebidas más populares, ya sea a primera hora de la mañana, por la tarde o bien entrada la noche y, es que, se consume tanto que ya hay una forma de definir este consumo universal como: "té a la cubana".
En el desayuno, a media mañana o por la tarde, después de cenar, caliente para acompañar una buena conversación, frío para refrescarse, el té es una bebida que cuenta cada día con más adeptos. Hoy en día, no es extraño ver como se sustituye el café por el té.
Y, es que, el té se ha convertido en un aliado no sólo de la salud sino también de la belleza. Hoy en día contamos con infusiones de té de frutas, con canela, con lima, con hierbabuena, con pétalos de rosa y mil formas de prepararlo y conjugarlo. De hecho, se puede hablar de una moda en el consumo de té generalizada que no se trata de un capricho ya que las virtudes del té son innumerables y, cada día, más reconocidas, además de haber sido demostradas sus potentes cualidades antienvejecimiento y cosméticas. Por todo ello, se habla de un consumo "a la cubana", que señala las virtudes de consumir esta bebida como sustitutivo del café, para ganar más en salubridad.
La moda del té no se reduce sólo a la bebida, sino también pasa a formar parte de cremas, jabones, limpiadores faciales, perfumes, aromaterapia, con todo el despliegue de una industria de productos de belleza y salud a su alrededor que incorporan el té como componente estrella debido a su elevado poder antioxidante.
Estudios recientes demuestran sus propiedades anticancerosas y antioxidantes, gracias a sus polifenoles, y en particular, a los que contiene la variedad verde. Muchos de estos polifenoles son flavonoides, que son sustancias con más efectos antioxidantes y antitumorales. De hecho, son antioxidantes naturales capaces de actuar contra inflamaciones cutáneas y el cáncer; además de poseer propiedades cicatrizantes, bactericidas, refrescantes, por lo que puede ser empleado tanto para la preparación de cosméticos como de productos dermatológicos. Además, el té tiene un agradable efecto estimulante del sistema nervioso central, lo que puede convencer a los adictos al café. También disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares, baja los niveles de colesterol en la sangre, protege contra las caries, ayuda a combatir la fatiga, estimula las defensas y el funcionamiento mental, no engorda, no contiene azúcar ni calorías. Por todo ello, universalizar su consumo era cuestión de tiempo.
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