También cuando se trata de realizar una acción que se prevé dificultosa el cuerpo se prepara generando tensión y acortando la musculatura de la columna vertebral.
Cada vez que una acción se acompaña con un esfuerzo innecesario, se tiende a acortar el cuerpo.
Esa tensión, ese esfuerzo superfluo, impide que el cuerpo se organice correctamente para la acción, se recurre por tanto a intentar suplir la falta de capacidad con un gran gasto energético.
El gran gasto energético para realizar una acción que tendría que ejecutarse espontáneamente, provoca fatiga prematura, estrés y acortamiento de los músculos que se pueden volver crónicos, siendo el origen de futuras patologías.
No obstante, con ingentes esfuerzos de voluntad se puede alcanzar igualmente la meta en forma tortuosa, sin embargo el precio que se paga por ello suele ser muy alto.
La actividad física no debe limitarse por tanto al desarrollo de las cualidades físicas. Debe ser también un medio para aumentar la capacidad corporal mediante el estudio, la comprensión y percepción del propio cuerpo.
Los ejercicios realizados en forma controlada, estudiada, percibiendo en cada acción los sutiles cambios de tensión que se producen en el interior del cuerpo son la forma más efectiva para restablecer toda la capacidad natural y potencialidad del sistema neuromuscular.
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