El poder curativo del sonido

Según las viejas enseñanzas del taoísmo hay sonidos que curan y, hoy en día, hay muchos especialistas que utilizan estas enseñanzas, como complemento a sus tratamientos médicos convencionales.

Los taoístas descubrieron con la meditación que mediante los sonidos el ser humano podía tener un manejo de su energía emocional y alimentar así su estado de equilibrio. De hecho, vinculando cada sonido (seis en total), con un sentido y un órgano vital -pulmones, riñones, hígado, corazón, bazo y triple calentador- los taoístas encontraron la forma de hacer circular la energía vital por todo el cuerpo.

El denominado Rig Veda en India es también un registro del gran poder curativo de los sonidos y se trata de un libro de cantos métricos, mantras, dividido en mandalas, como poemas con gran vigor que sirvieron de inspiración a los primeros sabios taoístas para utilizar el sonido como técnica de sanación. Así, los mantras son cantos sagrados, cuyo objetivo es invocar a una deidad y cuya fuerza reside en la posibilidad de obtener un ideal, aunque también los hay para purificar y proteger distintos planos de la existencia humana.

Para Alfred Tomatis, reconocido investigador francés, el canto gregoriano es un fantástico alimento energizador, por su sencilla melodía, ausencia de tempo y énfasis en respiraciones largas y lentas. El doctor Gaynor, especialista en prevención de cáncer en Nueva York, utiliza el sonido como complementario de los tratamientos con sus pacientes de cáncer. Al parecer, el médico aprendió este método cuando uno de sus pacientes, Ödsal, un monje budista, le enseñó a tocar los cuencos tibetanos y cantó para él diversos mantras. Desde entonces, no ha parado de aplicar estos tratamientos de sonido en sus pacientes con cáncer. Además de enseñarles meditación, visualización y otras técnicas de relajación, practica con ellos los mantras bija (mantras semilla), los cuales forman parte de la filosofía oriental, hindú y sufí, principalmente.