Amparados en la proliferación de ofertas de tratamientos fitoterapéuticos con fines sanitarios, cuyo mayor reclamo es la inocuidad, los profesionales farmacéuticos españoles reivindican que la venta de las plantas medicinales se realice exclusivamente en las farmacias, para ejercer así un mayor control que garantice los mínimos de calidad exigidos por la Ley.
El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos arremete así contra los establecimientos de dietética y los herbolarios, por entender que los profesionales que los atienden no poseen ni los conocimientos académicos ni la experiencia suficiente como para conocer la conveniencia o no de que un individuo inicie un tratamiento. El argumento principal de esta reivindicación es que la existencia de este tipo de establecimientos amplía el número de potenciales tratamientos presuntamente nocivos para la salud, en opinión de los farmacéuticos.
Sin embargo, los diferentes colectivos de profesionales de los establecimientos especializados en este tipo de productos naturales insisten en todas y cada una de sus comunicaciones a sus afiliados, de la necesidad de remitir siempre a los usuarios a las consultas de los médicos, como paso previo a cualquier tratamiento realizado con fitoterapia.
La creencia popular de que los llamados productos de medicina natural son inocuos, no procede tanto de la estrategia comercial de los profesionales del sector sino más bien de la falta de información y de la ingerencia de supuestos profesionales que, como en todos los sectores, intentan el beneficio fácil al amparo de un determinado colectivo profesional.
Los tratamientos basados en el uso de plantas medicinales ciertamente presentan menor cantidad de efectos secundarios, si bien hay que señalar que sí pueden presentar contraindicaciones derivadas de las especiales características de cada persona. Por eso es preciso consultar al médico antes de tomar un tratamiento.
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