El Forest Stewardship Council (FSC), con base en la ciudad de Oaxaca (México) es una organización internacional sin fines de lucro, fundada en 1993 en Toronto (Canadá) por 130 representantes de organizaciones ecologistas, silvicultores, industriales madereros y otros actores del sector.
El FSC está financiado por donaciones de fundaciones privadas, de gobiernos y cuotas de inscripción y acreditación. Para asegurar su autonomía e independencia, no acepta financiamiento de la industria.
Su objetivo es promover una gestión forestal económicamente viable, socialmente beneficiosa y ambientalmente responsable. Todo producto forestal con el logotipo del FSC proporciona la garantía de que su origen es un bosque que cumple determinados principios, en concordancia con los objetivos indicados anteriormente y aceptados a nivel internacional en 1994.
Estos 10 principios y 56 criterios de buena gestión del FSC garantizan la explotación sostenible del bosque y la supervivencia del mismo, además de tener en cuenta las obligaciones fiscales y legales de las empresas, los derechos de las comunidades indígenas y de los trabajadores, el desarrollo local de las sociedades cercanas a los lugares de explotación y, por supuesto, el impacto ambiental relacionado.
Desgraciadamente, y como sucede en otras áreas de la industria, esta certificación no es una regla instaurada en las explotaciones madereras, sino más bien una rareza ecológica que muchas veces está más ligada a una moda que a la conciencia real sobre la necesidad de preservar el recurso.
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