Los últimos estudios y encuestas parecen confirmar que en lo que a las arrugas se refiere, las europeas se muestran más valientes y decididas que las estadounidenses. De hecho, parece que las norteamericanas le muestran un terror evidente a su aparición.
Un estudio antropológico que analizaba las costumbres, vicios, mitos y realidades del cuidado de la belleza en diferentes lugares del mundo, confirma que las mujeres europeas, por lo general, conviven con la arruga con mayor elegancia y asumen con mayor deportividad la aparición de los efectos de la edad en su cara.
En su informe, la compañía de productos cosméticos Allergan analizó las costumbres, miedos y dudas de mujeres del Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, España y, por supuesto, Estados Unidos.
En lo que al momento de la aparición o descubrimiento ante el espejo- de las arrugas se refiere, las estadounidenses son las que se muestran más alarmadas, llegando a asegurar más de un 50% de las encuestadas que las harían desaparecer el instante si pudieran.
Sin embargo, las europeas muestran cierta inclinación hacia el amor por lo natural. En pocas palabras: antes que parecer más jóvenes, lo que prefieren es parecer más naturales. No sacrifican la naturalidad de su rostro por lucir una arruga menos.
Estos resultados no deben, en modo alguno, tomarse como una inclinación del mercado europeo a abandonar la lucha contra las arrugas Todo lo contrario. La tendencia es a derivar la configuración y acción de los tratamientos hacia técnicas que permitan luchar contra la arruga pero con la naturalidad como premisa fundamental.
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