Cómo tomar el Sol y evitar el cáncer de piel

El sol no perdona. Aumentan los casos de cáncer de piel entre las generaciones que iban a la playa en los años 60...

En los últimos tiempos, broncearse al sol ha pasado de ser una de las actividades veraniegas más arraigadas, a considerarse una actividad que implica cierto riesgo y que exige tomar ciertas precauciones.

El fantasma del cáncer de piel sobrevuela nuestras playas y conviene saber cómo tomar el Sol sin temor. Y es que los últimos estudios realizados, reflejan un notable aumento en el número de casos de cáncer de piel en nuestro país. La degradación de la capa de ozono ha incrementado la intensidad de los rayos ultravioleta procedentes del sol y, como consecuencia de ello, la exposición a los rayos del astro rey conlleva mayor peligro que hace un siglo, y tan sólo por exponerse incluso menos tiempo que antes. Por otra parte, si bien hay más casos de cáncer de piel, también es cierto que se ha observado una disminución en los índices de mortalidad.

A este respecto, la detección precoz se antoja vital para garantizar la esperanza de supervivencia en los pacientes. Las sucesivas campañas informativas que se llevan a cabo todos los años ante la llegada del verano se han revelado como un magnífico instrumento en este apartado. La vertiente negativa de estas campañas es que ha surgido en torno al Sol y el cáncer de piel un auténtico clima de miedo generalizado a tomar el sol que, en demasiadas ocasiones, ha originado la aparición de multitud de mitos y falsas creencias al respecto. Es cierto que el peligro a contraer cáncer de piel existe, pero podemos tomar el sol sin temor si aplicamos las oportunas medidas de seguridad.

Para empezar, conviene despejar todo temor al mero hecho de permanecer expuesto al Sol, algo que, por otra parte, resulta casi imposible de evitar en verano, especialmente si nos encontramos de vacaciones. Los tradicionales baños de sol, consistentes en tumbarse sobre una toalla e ir tostándose al ritmo del descanso corporal, centra la mayor parte del peligro que la exposición al sol conlleva.

Estas sesiones no han de sobrepasar la media hora de tiempo y, en todo caso, se ha de evitar la exposición prolongada durante las horas centrales del día. Por otro lado, es conveniente aplicarse crema de protección solar antes de comenzar y renovar dicha aplicación por lo menos cada dos horas. Otra medida muy importante es mantener la piel hidratada y beber agua abundante. Estas medidas deben contemplarse con mayor celo si cabe en los niños.

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