Desde hace cientos de años, la humanidad siempre se ha preocupado por su bienestar, tanto en sus aspectos internos, como en sus aspectos externos.
Al igual que en las leyes herméticas, uno de sus apotegemas es "como es arriba es abajo", trasladándolo a nuestro microuniverso, que es nuestro cuerpo, como es adentro es afuera, o, "que los ojos son el reflejo del alma".
Cierto es, que, mirando a los ojos, casi se puede ver el alma de las personas, eso lo saben bien la gente del desierto, que utilizan el afamado" polvo gris " (kohol), para iluminar sus miradas, darles brillo y protegerse también, como no, de las inclemencias metereológicas, entre otras, de el reflejo de la arena en sus retinas.........ya sabemos que una mirada bonita acentúa más la comunicación entre las gentes.
Al igual que en las miradas, el color de los labios es importante, entre otras cosas, por propia salud: se sabe en terapeútica, que el color de los labios determina la oxigenación de la sangre, y también es un primer síntoma de melancolía o de alegría........conocedores de esto, también hemos rescatado de la tradición los "polvos rojos", que hacen, o por lo menos intentan imitar, ese proceso.......
La cabellera, otro síntoma de los estados del alma y de los físicos, tanto si se lleva arreglada, como coloreada. Comentar que los primeros tintes eran extraídos de cortezas de árboles, a veces incluso, mezclados con tierras y con desechos de menas minerales, para hacer que el pelo luciera con su mayor plenitud, y fortalecerlo. Así, hemos rescatado la henna, utilizado desde hace cientos de años para estos menesteres.
Y por último, el toque final, que nunca ha de dejarse de utilizar: el perfume, importante complemento, sacado de los aromas más sutiles de la naturaleza, y que agradan nuestro estado de ánimo, y que, debidamente utilizados, nos pueden transportar a otras épocas y a otros lugares. La norma clásica del perfume es: ligero, pero sensual, es algo que se lleva puesto, que no pesa nada, pero que inspira sensaciones. Conocedores de todo esto también, en todos los paises árabes, han sido grandes especialistas en arrancar a la naturaleza lo que de sutil y esencial, y también por que no, especial, tenía para darnos: su esencia.
Como punto final, el almizcle, dónde los haya, perfume exclusivo y especial, armonizador de todos ellos, y que en su seno, lleva la facultad de despertar el instinto de creación, ya que en su composición, tan sutil, está la base para despertar todas las glándulas hormonales, entre ellas, a la gran madre, la hipófisis.
Belleza interior, belleza exterior.
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