La opinión políticamente correcta de las sociedades occidentales sobre la satisfacción de tener hijos queda destronada en este libro provocativo y que aborda un rasgo del estereotipo de la mujer moderna, el de la superwoman que puede con todo: trabajo, sexualidad, belleza y juventud eterna… Todo ello sin renunciar a la maternidad, presentada como una alegría sin igual por el discurso dominante y llena de glamour en nuestra sociedad de la imagen. La mujer moderna es necesariamente una madre, una mujer que trabaja, preferentemente es delgada y es una buena compañera…
El estereotipo de la mujer madre
Hay que decir que al lado de esta imagen estereotipada, la autora belga Corinne Maier (La maternidad analizada por Corinne Maier en el libro No kid, quarante raisons de ne pas avoir d'enfant, Michalon, 2007) en su libro Cuarenta razones para no tener hijos resume la situación como sigue:
"las mujeres asumen más del 80% del trabajo de la casa. Son las esperan a sus hijos a la salida de los coles, van a las reuniones de padres, los llevan al pediatra…, la maternidad significa volver a casa antes que los maridos para ocuparse de los niños, significa no asistir a las reuniones estratégicas de las empresas que tienen lugar tarde, significa también rechazar los empleos más interesantes y más absorbentes. Si las mujeres no han ocupado, hasta ahora, un lugar mínimo en la historia cultural de la humanidad, es simplemente porque siempre han hecho el trabajo sucio".
No tener hijos, una decisión difícil de asumir
Son muy escasas las mujeres que deciden no tener hijos, el rechazo a la maternidad es difícil de asumir y difícil de vivir. Para la mayor parte de las mujeres que no tienen hijos, la decisión es externa. O bien no han encontrado al hombre adecuado para ser el padre de sus hijos, o bien han dejado correr el tiempo o bien viven una situación de infertilidad. Pero la presión colectiva que incita a tener niños es muy fuerte y el no deseo de procrear es marginal y está muy mal visto ya que una mujer que no tiene hijos es considerada depresiva. No existe tolerancia en este tema.
Pero hay que tener en cuenta que para cada mujer, la cuestión de los hijos es diferente. Decir diferente quiere decir que algunas desean ser madres por encima de todo y otras no.
El instinto maternal, un producto de la historia personal
Hay consenso entre los psiquiatras sobre el hecho de que el instinto maternal no es innato, sino que se desarrolla según la historia personal de cada mujer. Las mujeres sin hijos tienen generalmente un alto nivel de formación, mientras que el deseo de tener hijos se impone más deprisa en las mujeres que encuentran dificultades para integrarse en el mercado de trabajo. La maternidad les permite, en este último caso, adquirir un estatus social, el estatus de madre de familia.
Por otro lado, hay un hecho constatable y es que las madres ejecutivas tienen menos hijos que las otras. Asimismo, las mujeres científicas tienen que elegir entre los hijos o la carrera y tienden a tener menos hijos que los hombres científicos (Como analiza el libro de Maquieira D´Angelo, V.; Folguera Crespo, P.; Gallego Méndez, T.; Mo Romero, O.; Ortega López, M. y Pérez Cantó, P., Democracia, feminismo y universidad en el siglo XXI, Instituto Universitario de Estudios de la Mujer, Madrid, 2005). Lo mismo pasa entre las mujeres políticas. La demostración se encuentra en el gobierno de Zapatero donde las ministras mujeres siendo el mismo número que los ministros tienen una media de 0,6 hijos cuando la media de ministros y ministras es de 2,75.
Tampoco en el mundo empresarial, tener hijos es sinónimo de promoción social. De hecho, solo 22 de los 498 miembros de los consejos de administración de las empresas del Ibex 35 son mujeres y de entre los altos directivos no consejeros, la proporción es de 20 hombres por cada mujer.
Influencia del estereotipo de la mujer exitosa en la decisión de ser madre
El estereotipo quiere que los éxitos profesionales se conviertan en fracasos sentimentales. El éxito lleva directamente a la soledad y a la marginación social. Según este razonamiento cabe preguntarse ¿De qué sirve el éxito profesional si a fin de cuentas nos encontramos solas? De mucho. Las mujeres estamos cada día más preparadas y más formadas, somos cada día más independientes y somos capaces de llevar a cabo proyectos de éxito existenciales y profesionales. Deberíamos de estar satisfechas de la independencia que nos ofrece nuestra preparación.
Y con respecto a la maternidad, podemos retrasarla o no, podemos decidir vivir con hijos o sin ellos. Las mujeres no somos exactas, no somos todas iguales y no somos culpables si no respondemos perfectamente al modelo establecido, a lo que se espera de nosotras. La mujer estratégica con quien primero negocia es con ella misma y negocia su forma de vida, sin sabotearla, con determinación.
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