La influencia del estereotipo social influye a las mujeres que han sido educadas para seguirlo. Mientras que a los hombres se les educa para que cultiven la proactividad, sepan exigir y seguir adelante con los retos que planean. Las mujeres al ser educadas para tener una actitud pasiva enmarcada dentro de los deberes de madre, esposa, hija
y de la actitud buena, abnegada, generosa y cuidadora, tienen integrados estos valores en su personalidad de forma inconsciente y apartarse de ellos les provoca culpabilidad. Esta situación es frecuente pero no es definitiva.
Algunas mujeres aceptan su rol social a sabiendas y lo justifican por generosidad con su familia y por vivir en paz. Aquí encontramos las mujeres amas de casa a 100% y las mujeres que solo trabajan a tiempo parcial para tener bastante dedicación al trabajo doméstico y al cuidado de los hijos. Otras trabajan a tiempo completo pero aceptan hacer las dos jornadas de trabajo, profesional y familiar, para no desmontar la estructura familiar. Estas mujeres son las superwomen que pueden con todo, van más allá de lo que son capaces de hacer, se encuentran estresadas
todo ello lo hacen a cambio de no sufrir la culpa de un abandono de lo que se considera su responsabilidad.
Junto con las mujeres que renuncian a su proyección profesional, existen otras que renuncian a la vida privada o a tener hijos para dedicarse sin culpabilidad a su trabajo. Otras rebajan sus expectativas, cayendo en el síndrome de Madame Bovary o síndrome bovárico que consiste en quedarse por debajo de sus expectativas por miedo al cambio, por miedo a perder el equilibrio familiar, por considerarse intrusas en el mundo masculino del poder, de la competencia, del prestigio profesional
En todos estos casos, el coaching se revela como una manera de apartarse de los mandatos culturales que dirigen el comportamiento. El coaching opera una apertura para cuestionar estos mandatos y para que dejen de operar como una cuestión innata o residual.
El coaching es un entrenamiento para analizar los objetivos y priorizarlos, para después pasar a llevar a cabo las acciones necesarias para alcanzarlos sin la parte normativa del "debería". Esta fase se realiza teniendo una planificación estratégica que nos permite domesticar el corto plazo por medio del los objetivos a medio y largo plazo. El coaching permite afrontar los conflictos y negociar.
Así, por ejemplo, ante un dilema cotidiano como es si continúo mi carrera profesional no puedo recoger a mis hijos de la guardería, se responden precipitadamente haciendo renuncias innecesarias, sin negociar consigo misma la legitimidad de los objetivos profesionales, negociar con la pareja, negociar con los niños...
La parte buena de todo esto es que el coaching permite que todas las expectativas se ordenen y que se lleven a cabo los objetivos personales y profesionales sin daños directos ni colaterales.
2 Comentarios en "Coaching, expectativas sociales y expectativas personales"
poniendo ejemplos de lo que se pide!!!
el coaching es muy útil y más en estos momentos tan difíciles que pasamos, ya que nos hace descubrir habilidades en nuestro interior que, debido, entre otras razones, a la estabilidad que teníamos no nos parábamos ni teníamos necesidad de pensar, ahora tenemos que buscar alternativas si queremos salir.
Ejemplo:si no tenemos trabajo y siempre hemos hecho una cosa, ahora debemos cambiar y hacer otras si queremos salir adelante, el coaching nos ayuda a descubrir en nuestro interior que sabemos hacer más cosas de las que creemos e incluso hasta nuestra verdadera vocación.
otro ejemplo: cuando pasamos de los 40 y nuestros hijos nos dejan más tiempo libre, yo me he parado a pensar que hago en mi tiempo libre, no recuerdo si tenía aficiones, incluso pienso que no se hacer nada más allá de criar hijos, el coaching me enseñó que tengo mucho en mi interior y me ayudó en mi crecimiento personal como mujer, además todo lo que aprendemos lo podemos aplicar a las relaciones familiares y estas, comprobado, mejoran mucho.