La caída excesiva del cabello suele convertirse en una auténtica pesadilla que cobra tintes especialmente dramáticos debido fundamentalmente a factores sociales- cuando la que sufre la alopecia es una mujer.
La alopecia es un mal que, más tarde o más temprano, afecta a la práctica totalidad de la población adulta y al que, sin embargo, no prestamos atención alguna hasta que es demasiado tarde. Como en toda dolencia, patología o trastorno asociado a un proceso degenerativo, la prevención se convierte en el caballo de batalla de expertos y médicos.
La mujer, sin embargo, sufre la pérdida del cabello de una forma muy diferente a la del hombre. Mientras que en el hombre dicha pérdida comienza en zonas localizadas que terminan por presentar calvas completas cada vez de mayor extensión, en la mujer ocurre de forma progresiva y homogénea, con lo que se muestra en forma de mayor espacio entre los cabellos. El efecto visual es más leve que el producido por la alopecia masculina, pero su efecto emocional es quizás tomado con mayor preocupación.
En la búsqueda de los agentes que originan la aparición de la alopecia en la mujer encontramos algunos ciertamente inevitables, como los cambios hormonales. Eternos compañeros de la mujer durante prácticamente toda su vida, rara vez pueden ser no ya mitigados, sino incluso controlados sus efectos. Pero sí existen otros factores realmente paliables como los derivados por la alimentación inadecuada, el estrés o, en un terreno más directamente relacionado con el propio cabello, el abuso de tintes y permanentes.
La incorporación laboral de la mujer que en los últimos años se ha generalizado de forma importante no viene sino a confirmar la influencia del estrés en la aparición más temprana y clara de la alopecia en la mujer, habida cuenta de que, en el mismo periodo de tiempo, se ha incrementado casi en un 50 por ciento el número de mujeres que acuden a centros médicos y profesionales del cabello alarmadas por este problema.
Evitar el estrés, la práctica de métodos de relajación, y una dieta alimenticia equilibrada y rica en nutrientes naturales son, hoy por hoy, los mejores medios de prevención de este trastorno cada vez más frecuente y notorio en las mujeres.
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